Las mallas y fibras de colágenos pierden grosor y elasticidad a medida que se van desgastando como consecuencia de la edad y otros factores. Es importantes darle al organismo el colágeno que le falta.
A menudo oímos hablar del colágeno como componente de cremas faciales y otros productos de belleza, pero quizá no es demasiado conocida la esencial actividad de esta proteína en nuestro organismo.
El colágeno forma parte de la estructura de muchos tejidos orgánicos como los de las articulaciones, los huesos y la piel, entre otros. Por lo tanto, es uno de los componente fundamentales de nuestro cuerpo.
Cuando perdemos colágeno puede aparecer dolor articular, pérdida de densidad ósea y arrugas en la piel.
En el estilo de vida que seguimos radica buena parte de la capacidad que tiene nuestro cuerpo para mantenerse en las mejores condiciones posibles en cada etapa de la vida.
Mantener una dieta variada y equilibrada es una condición indispensable para ello. No obstante, muchas veces, nuestra alimentación no llega a aportarnos todos los nutrientes que nuestro organismo requiere.
Así, una dieta baja en carne y pescado, pobre en colágeno, puede repercutir en la salud de los huesos y articulaciones y favorecer el envejecimiento cutáneo prematuro por la pérdida precoz de colágeno.
Además, a partir de los 40 años, la disminución de hormonas provoca en las mujeres una pérdida de masa ósea, que se acelera si tienen déficit de colágeno en su dieta.
Es recomendable tomar complementos nutricionales de colágeno, que actúan como una ayuda natural y eficaz para retrasar el envejecimiento cutáneo y flacidez. Un aporte extra de colágeno fácilmente asimilable es beneficioso para todos, hombres y mujeres, a partir de los cincuenta años.
"Envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo." Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-1869) Escritor y crítico literario francés
jueves, 12 de enero de 2012
Nunca te acostarás sin saber algo nuevo
Casi 6 de cada 10 españoles presenta problemas capilares y, de ellos, el 48 por ciento los sufre antes de los 30 años, según un estudio de opinión desarrollado por la compañía líder en salud capilar, Svenson.
Abuelos, hijos y nietos
Nuestra familia es el lugar de referencia donde nacemos y crecemos. Una ayuda unestimable para superar las adversidades de la vida, pero a veces también es el origen de muchas de nuestras preocupaciones. A medida que pasan los años, las relaciones familiares cambian, se transforman y van teniendo significados distintos. Las relaciones con los hijos son un buen reflejo de estos cambios.
La alegría y la preocupación por el nacimiento de un hijo, con el tiempo se va transformando en una preocupación distinta. Poco a poco van creciendo y creando su propia vida y los padres dejan de ser el centro y la referencia.
Todo ello obliga a que las relaciones con nuestros hijos cambien, y se vayan ajustando a los distintos momentos que toca vivir. A medida que ellos crecen, los cuidados y protección de cuando eran pequeños se han de ir transformando en oportunidades para ayudarles a encontrar su propio camino.
Las relaciones con los hijos cuando éstos ya se convierten en adultos han de estar guiadas por la confianza, el apoyo y el respeto. Los hijos nos convertimos en personas adultas, en buena medida gracias a la ayuda de los padres, y tenemos nuestro propio criterio y forma de actuar; aunque, en ocasiones, no coincida con el nuestro.
En este momento de la vida, como también en otros, lo mejor es que esten cerca de nosotros, que los padres conozcan nuestras inquietudes, nuestros proyectos y nuestras preocupaciones. Estar cerca del mundo en el que nos movemos contribuye a que nuestros padres se acerquen a los cambios sociales, cambios de modos de trabajo y de ocio, y a las nuevas perspectivas.
Las formas de relacionarse, las prioridades, los valores cambian a una velocidades, los valores cambian a una velocidad de vértigo en nuestra sociedad y afectan a nuestras relaciones familiares. Divorcios, nuevas parejas, hijos de hijos que no comparten abuelos.
Seguramente, las relaciones que mejor sobreviven a lo largo del tiempo son las que mejor se adaptan a estos cambios.
Se dice que los nietos siempre son la alegría de un hogar, pero a muchas personas, los nietos les pillan desprevenidos. Estaban en la idea de que todavía eran jóvenes, en la plenitud de vida y de repente son abuelos. Les cuesta aceptar que alguien se refiera a ellos como abuelos.
Otros sin embargo, esperan con anhelo recibir el trato de "abuelo" o "abuela". Para todos es una oportunidad de comenzar una nueva relación con niños, distinta a la mantenida con los hijos.
Compartir historias, juegos y aventuras son oportunidades de aprendizaje y de disfrute que sólo pueden dar los nietos. El tiempo que pasan juntos abuelos y nietos contribuye a que los niños valoren las aportaciones de los abuelos y éstos "conecten" con los nuevos entornos en los que los nietos están creciendo. Naturalmente, tendrá que haber diferencias, no se puede estar de acuerdo en todo. Es hora de respetar.
El tiempo pasa y un buen día los niños que jugaban en el parque se han convertido en adolescentes que buscan su camino en la vida. En la mayoría de los casos, las relaciones con los abuelos se mantienen, especialmente cuando éstos se acomodan a las nuevas necesidades de los nietos: respetar la independencia, dar confianza y ayuda o consejo, suelen ser buenas claves para las relaciones con adolescentes.
Las relaciones con los hijos y los nietos forman parte de nuestra trayectoria. Nos acompañan a lo largo de la vida. Si las repasamos encontraremos momentos felices y otros difíciles que en ocasiones se han superado y en otras, sin embargo, no se han resuelto. Todo ello, lo bueno y lo no tanto, nos ha ayudado, sin embargo, a reconocer muchas de nuestras capacidades y posibilidades también características personales sobre las que hemos de actuar.
Eso es la familia. Un entorno en el que todo cambia para continuar permaneciendo, un lugar en el que no se deja de aprender de los demás, también de uno mismo.
Gripe, el mayor enemigo de la buena salud en invierno
La gripe es una enfermedad respiratoria contagiosa, causada por un virus. A principios del siglo XX, se creía que la gripe era causada por una bacteria, y no fue hasta 1931 cuando se demostró el origen viral de esta infección.
Existe una gran familia de virus de la gripe que se agrupan en tres géneros: A, B y C. En la superficie de los virus A existen dos compuestos bioquímicos, llamados grlucoproteinas: Hemaglutinina (H) y Neuraminidasa (N) que juegan funciones importantes tanto en el anclaje del virus de la células de la mucosa del tracto respiratorio, como provocar la reacción de fusión de la cubierta externa del virus con la membrana de las células humanas, proceso mediante el cual el genoma del virus accede al interior de la célula, comenzando la infección. Los numerosos virus del género de la gripe A difieren en la composición química de estas glucoproteinas. Las diferentes combinaciones crean subtipos de virus, cuya característica más relevante es que los anticuerpos que reaccionana y neutralizan a un subtipo no lo hacen contra el resto. Esto es muy importante a la hora de producir vacunas, pues los anticuerpos que genera en el organismo humano deben ser capaces de neutralizar a los virus que en esa estación estén circulando en el entorno, pues de lo contrario no tendrían efecto protector; por eso todos los años las vacunas deben adaptarse a las cepas que sean preponderantes en ese momento, haciendo inútiles las vacunas de temporadas anteriores.
Los virus de la gripe tienen una gran facilidad para mutar y debido a esto, asistimos a la creación de una nueva cepa viral, capaz de escapa a la inmunidad obtenida por cepas previas, y entonces puede producirse una nueva epidemia de gripe, lo que en nuestros hemisferios norte ocurre entre octubre y abril. Las pandemias se producen a menudo por el reordenamiento genético de un virus de la gripe que infecta a las aves y otro virus de la gripe que infecta al ser humano; en este proceso un virus humano de la gripe adquiere cierto número de segmentos genéticos procedentes del virus aviar, con capacidad infectiva al ser humano y potencialmente más dañino que su antecesor.
Los virus de la gripe se transmiten a través de gotitas de saliva que una persona infectada expele cuando estornuda o habla. El virus ataca el epitelio respiratorio y se adueña de la maquinaria replicativa de las células infectadas para producir nuevas progenies de partículas virales e infectar de nuevo a otras células del huésped. El organismo se defiende provocando una respuesta inflamatoria, en la que se liberan unas sustancias llamadas citoquinas, que son las responsables de los síntomas: fiebre, dolor muscular, malestar.... Además, puede aparecer tos, dolor de garganta, moqueo, dolor de cabeza y fatiga.
La gripe es una enfermedad autolimitada, pero la respuesta antinflamatoria del organismo infectado puede llegar a ser de tal intensidad que puede provocar un síndrome de distrés respiratorio agudo y hasta una persona joven puede fallecer a las 24-48 horas del inicio de los síntomas.
Si algo caracteriza a la gripe es su impredecibilidad, y su gravedad puede variar de un año para otro, dependiendo de muchos factores, como el tipo de virus que cause la infección, la disponibilidad de cantidades suficientes de vacunas y en el tiempo adecuado; la buena correlación entre las cepas vacunales y las cepas causantes de la enfermedad; y sobre todo, de la cantidad de gente que se vacuna.
La mayor parte de las personas que sufran una gripe pasarán un proceso leve, sin embargo, otras tendrán más probabilidades de padecer complicaciones que le hagan ingresar en un hospital o incluso morir como los menores de cinco años, las embarazadas, los mayores de 65 años y las personas con problemas de salud crónicos como asma o diabetes.
La neumonía es la complicación más frecuente de la gripe y ocurre normalmente en pacientes mayores aquejados de patología cardiorrespiratoria crónica o que tengan las defensas bajas. Además, algunas bacterias aprovechan esta situación sobreinfectan al paciente y añaden mayor gravedad al proceso.
La edad avanzada es un factor añadido de riesgo en la enfermedad gripal, debido al declive de la inmunidad propio del envejecimiento. Si a ello unimos la mayor incidencia con la edad de otras condiciones médicas crónicas, entenderemos cómo las muertes por gripe se incrementan con la edad, y alcanzan su mayor expresión en los mayores con patología crónica asociada.
Existe una gran familia de virus de la gripe que se agrupan en tres géneros: A, B y C. En la superficie de los virus A existen dos compuestos bioquímicos, llamados grlucoproteinas: Hemaglutinina (H) y Neuraminidasa (N) que juegan funciones importantes tanto en el anclaje del virus de la células de la mucosa del tracto respiratorio, como provocar la reacción de fusión de la cubierta externa del virus con la membrana de las células humanas, proceso mediante el cual el genoma del virus accede al interior de la célula, comenzando la infección. Los numerosos virus del género de la gripe A difieren en la composición química de estas glucoproteinas. Las diferentes combinaciones crean subtipos de virus, cuya característica más relevante es que los anticuerpos que reaccionana y neutralizan a un subtipo no lo hacen contra el resto. Esto es muy importante a la hora de producir vacunas, pues los anticuerpos que genera en el organismo humano deben ser capaces de neutralizar a los virus que en esa estación estén circulando en el entorno, pues de lo contrario no tendrían efecto protector; por eso todos los años las vacunas deben adaptarse a las cepas que sean preponderantes en ese momento, haciendo inútiles las vacunas de temporadas anteriores.
Los virus de la gripe tienen una gran facilidad para mutar y debido a esto, asistimos a la creación de una nueva cepa viral, capaz de escapa a la inmunidad obtenida por cepas previas, y entonces puede producirse una nueva epidemia de gripe, lo que en nuestros hemisferios norte ocurre entre octubre y abril. Las pandemias se producen a menudo por el reordenamiento genético de un virus de la gripe que infecta a las aves y otro virus de la gripe que infecta al ser humano; en este proceso un virus humano de la gripe adquiere cierto número de segmentos genéticos procedentes del virus aviar, con capacidad infectiva al ser humano y potencialmente más dañino que su antecesor.
Los virus de la gripe se transmiten a través de gotitas de saliva que una persona infectada expele cuando estornuda o habla. El virus ataca el epitelio respiratorio y se adueña de la maquinaria replicativa de las células infectadas para producir nuevas progenies de partículas virales e infectar de nuevo a otras células del huésped. El organismo se defiende provocando una respuesta inflamatoria, en la que se liberan unas sustancias llamadas citoquinas, que son las responsables de los síntomas: fiebre, dolor muscular, malestar.... Además, puede aparecer tos, dolor de garganta, moqueo, dolor de cabeza y fatiga.
La gripe es una enfermedad autolimitada, pero la respuesta antinflamatoria del organismo infectado puede llegar a ser de tal intensidad que puede provocar un síndrome de distrés respiratorio agudo y hasta una persona joven puede fallecer a las 24-48 horas del inicio de los síntomas.
Si algo caracteriza a la gripe es su impredecibilidad, y su gravedad puede variar de un año para otro, dependiendo de muchos factores, como el tipo de virus que cause la infección, la disponibilidad de cantidades suficientes de vacunas y en el tiempo adecuado; la buena correlación entre las cepas vacunales y las cepas causantes de la enfermedad; y sobre todo, de la cantidad de gente que se vacuna.
La mayor parte de las personas que sufran una gripe pasarán un proceso leve, sin embargo, otras tendrán más probabilidades de padecer complicaciones que le hagan ingresar en un hospital o incluso morir como los menores de cinco años, las embarazadas, los mayores de 65 años y las personas con problemas de salud crónicos como asma o diabetes.
La neumonía es la complicación más frecuente de la gripe y ocurre normalmente en pacientes mayores aquejados de patología cardiorrespiratoria crónica o que tengan las defensas bajas. Además, algunas bacterias aprovechan esta situación sobreinfectan al paciente y añaden mayor gravedad al proceso.
La edad avanzada es un factor añadido de riesgo en la enfermedad gripal, debido al declive de la inmunidad propio del envejecimiento. Si a ello unimos la mayor incidencia con la edad de otras condiciones médicas crónicas, entenderemos cómo las muertes por gripe se incrementan con la edad, y alcanzan su mayor expresión en los mayores con patología crónica asociada.
Nunca te acostarás sin saber algo nuevo
Siete es el número de aceitunas que debemos tomar al día para recuperar los minerales y vitaminas perdidos con las altas temperaturas. Y, ¡ojo!, no engordan: la aceituna verde sólo tiene 154 kilocalorías por cada 100 gramos y la negra 143 kilocalorías.
miércoles, 11 de enero de 2012
Cuida tus huesos
La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por una alteración de la resistencia ósea (valores de masa ósea por debajo de los aceptados como normales), que predispone a la persona a un mayor riesgo de fracturas.
El mayor peligro de la osteoporosis es que es una enfermedad que no da síntomas (a no se rque exista fractura), por lo que la forma más eficaz de evitarla se basa en la prevención, y en concreto, en la prevención mediante la dieta.
El aporte a través de la nutrición de una cantidad adecuada de calcio y de vitamina D constituye el punto clave para frenar la osteoporosis.
El calcio: la adecuada ingesta de este elemento es una medida que permite alcanzar un máximo óptimo de masa ósea y previene la pérdida de mineral óseo.
La leche y otros productos lácteos como el yogur, la mayor parte de los quesos y la mantequilla son las principales fuentes de calcio. Además, existe una variedad de otros alimentos que tambíén representan aportaciones importantes. Entre ellos se encuentran las hortalizas de hojas verdes como el brócoli, la col rizada, la berza común, la mostaza, los nabos y el bok choy o repollo chino. Otras fuentes de calcio recomendables son el salmón, las sardinas, los mariscos, las almendras, las nueces de Brasil y las legumbres secas.
Los niveles de calció están vinculados a la presencia de fósforo. La falta o exceso de cualquiera de estos macrominerales puede afectar la absorción del otro. Los alimentos ricos en fósforo son, además de la leche, aquellos ricos en proteínas como la carne, el pescado y los huevos. La leche es una buena fuente de fósforo y magnesio y ayuda a absorber y utilizar el calcio de una manera más efectiva.
La vitamina D y otras vitaminas: la vitamina D es esencial para asegurar la absorción del calcio y la mineralización normal del hueso. También se ha demostrado que la vitamina D ayuda a conservar la fuerza muscular y el equilibrio y disminuye el riesgo de sufrir caídas y fractutas.
La vitamina D se sintetiza en la piel como consecuencia de la exposición al sol. Tomar quince minutos de sol sin crema protectora varias veces a la semana es suficiente para producir la vitamina D que necesitamos. También la podernos obtener a partir de fuentes alimentarias, pero la mayoría de los alimentos contienen poco vitamina D natural. Entre ellos, destacan las sardinas y los boquerones, el atún y el bonito fresco, el bacalao, el hígado de vaca o ternera, los quesos graseos, la margarina, los champiñones, los huevos, la leche enriquecida y el yogur, entre otros.
La vitamina C es necesaria es la síntesis de colágeno. La encontramos en los cítricos como la mandarina, la naranja, el pomelo o el limón. También en el melón, el brócoli, la zanahoria y el tomate.
La vitamina A también es necesaria para el hueso. La encontramos en la yema del huevo, en los lácteos, en el pescado graso, y en el hígado. También, como pro-vitamina A en numerosas verduras, frutas, zanahoria, batata, melón, damasco y, en general, en verduras de hoja verde.
El ejercicio físico aeróbico (caminar, correr, pasear en bicicleta...) y los programas de entrenamiento físico de resistencia son recomendables para prevenir la osteoporosis y las facturas.
Una modalidad de ejercicios, especialmente interesante para las personas que sufren osteoporosis, son los programas de refuerzo de la musculatura del tronco. Estos ejercicios intentan oponerse a la progresión de la cifosis. Fortalecer la faja abdominal, con ejercicios de corto radio, es favorable para descargar la columna y controlar mejor su movilidad. Es recomendable el estiramiento, de pie con las referencias del tacto con la pared o en supino con la referencia del suelo.
Si los ejercicios de extensión, están especialmente indicados, los de hiperflexión de columna se encuentran contraindicados, ya que aumentan el riesgo de fracturas vertebrales por compresión. También se desaconsejan los ejercicios bruscos y con amplias torsiones o inclinaciones laterales del tronco.
El mayor peligro de la osteoporosis es que es una enfermedad que no da síntomas (a no se rque exista fractura), por lo que la forma más eficaz de evitarla se basa en la prevención, y en concreto, en la prevención mediante la dieta.
El aporte a través de la nutrición de una cantidad adecuada de calcio y de vitamina D constituye el punto clave para frenar la osteoporosis.
El calcio: la adecuada ingesta de este elemento es una medida que permite alcanzar un máximo óptimo de masa ósea y previene la pérdida de mineral óseo.
La leche y otros productos lácteos como el yogur, la mayor parte de los quesos y la mantequilla son las principales fuentes de calcio. Además, existe una variedad de otros alimentos que tambíén representan aportaciones importantes. Entre ellos se encuentran las hortalizas de hojas verdes como el brócoli, la col rizada, la berza común, la mostaza, los nabos y el bok choy o repollo chino. Otras fuentes de calcio recomendables son el salmón, las sardinas, los mariscos, las almendras, las nueces de Brasil y las legumbres secas.
Los niveles de calció están vinculados a la presencia de fósforo. La falta o exceso de cualquiera de estos macrominerales puede afectar la absorción del otro. Los alimentos ricos en fósforo son, además de la leche, aquellos ricos en proteínas como la carne, el pescado y los huevos. La leche es una buena fuente de fósforo y magnesio y ayuda a absorber y utilizar el calcio de una manera más efectiva.
La vitamina D y otras vitaminas: la vitamina D es esencial para asegurar la absorción del calcio y la mineralización normal del hueso. También se ha demostrado que la vitamina D ayuda a conservar la fuerza muscular y el equilibrio y disminuye el riesgo de sufrir caídas y fractutas.
La vitamina D se sintetiza en la piel como consecuencia de la exposición al sol. Tomar quince minutos de sol sin crema protectora varias veces a la semana es suficiente para producir la vitamina D que necesitamos. También la podernos obtener a partir de fuentes alimentarias, pero la mayoría de los alimentos contienen poco vitamina D natural. Entre ellos, destacan las sardinas y los boquerones, el atún y el bonito fresco, el bacalao, el hígado de vaca o ternera, los quesos graseos, la margarina, los champiñones, los huevos, la leche enriquecida y el yogur, entre otros.
La vitamina C es necesaria es la síntesis de colágeno. La encontramos en los cítricos como la mandarina, la naranja, el pomelo o el limón. También en el melón, el brócoli, la zanahoria y el tomate.
La vitamina A también es necesaria para el hueso. La encontramos en la yema del huevo, en los lácteos, en el pescado graso, y en el hígado. También, como pro-vitamina A en numerosas verduras, frutas, zanahoria, batata, melón, damasco y, en general, en verduras de hoja verde.
El ejercicio físico aeróbico (caminar, correr, pasear en bicicleta...) y los programas de entrenamiento físico de resistencia son recomendables para prevenir la osteoporosis y las facturas.
Una modalidad de ejercicios, especialmente interesante para las personas que sufren osteoporosis, son los programas de refuerzo de la musculatura del tronco. Estos ejercicios intentan oponerse a la progresión de la cifosis. Fortalecer la faja abdominal, con ejercicios de corto radio, es favorable para descargar la columna y controlar mejor su movilidad. Es recomendable el estiramiento, de pie con las referencias del tacto con la pared o en supino con la referencia del suelo.
Si los ejercicios de extensión, están especialmente indicados, los de hiperflexión de columna se encuentran contraindicados, ya que aumentan el riesgo de fracturas vertebrales por compresión. También se desaconsejan los ejercicios bruscos y con amplias torsiones o inclinaciones laterales del tronco.
Licopeno, tu mejor aliado como antioxidante natural
Si nos dijeran que existe un potente antioxidante que ayuda a prevenir distintos tipos de cáncer, que combate el colesterol malo, que reduce el riesgo de sufrir degeneración macular y que conseguirlo esá al alcance de neustra mano, ¿no correrías a preguntar de qué se trata? La respuesta está en el licopeno.
Quizás este nombre no te diga mucho, pero si decimos que hablar de licopeno es hablar de alimentos tan básicos como el tomate o sus derivados, probablemente la cosa este un poco más clara. Y es que el tomate contiene la cantidad de entre 3 y 4,3 miligramos de licopeno por cada cien gramos, pero lo que te sorprenderá más es que en el ketchup se encuentran hasta 25 miligramos de licopeno por cada cien gramos, lo que lo convierte en el producto estrella en cuanto al consumo de licopeno, por encima de otras salas como el gazpacho, la salsa de tomate o el zumo de tomate.
Y al saber esto nos puede surgir la pregunta: ¿pero el ketchup no es malo? Pues no. Ya que, estudios científicos avalan el contenido de licopeno de los derivados de tomate por su estabilidad al procesado y su mejor biodisponibilidad, debido a sus características liposolubles.
Según los expertos, se recomienda una ingesta diaria de 7-10 miligramos de licopeno. Estas cantidades se consiguen con una ingesta de una ración de gazpacho o zumo de tomate de 250 mililitros, cien gramos de salsa de tomate o tres raciones de 10 mililitros de ketchup.
El licopeno posee propiedades antioxidantes, antitumorales e hipocolesterolemiantes y protege al organismo frente al estrés oxidativo causado por los radicales libres.
Ligado a este poder antioxidante se encuentra la capacidad antitumoral. Estos efectos antitumorales se han comprobado, especialmente, en el cáncer de próstata.
También está comprobada la relación entre la ingesta de licopeno y un menos riesgo de padecer degeneración macular.
Existen, por tanto, evidencias científicas para recomendar el consumo de licopeno, ya que tiene claros beneficios para la salud.
Quizás este nombre no te diga mucho, pero si decimos que hablar de licopeno es hablar de alimentos tan básicos como el tomate o sus derivados, probablemente la cosa este un poco más clara. Y es que el tomate contiene la cantidad de entre 3 y 4,3 miligramos de licopeno por cada cien gramos, pero lo que te sorprenderá más es que en el ketchup se encuentran hasta 25 miligramos de licopeno por cada cien gramos, lo que lo convierte en el producto estrella en cuanto al consumo de licopeno, por encima de otras salas como el gazpacho, la salsa de tomate o el zumo de tomate.
Y al saber esto nos puede surgir la pregunta: ¿pero el ketchup no es malo? Pues no. Ya que, estudios científicos avalan el contenido de licopeno de los derivados de tomate por su estabilidad al procesado y su mejor biodisponibilidad, debido a sus características liposolubles.
Según los expertos, se recomienda una ingesta diaria de 7-10 miligramos de licopeno. Estas cantidades se consiguen con una ingesta de una ración de gazpacho o zumo de tomate de 250 mililitros, cien gramos de salsa de tomate o tres raciones de 10 mililitros de ketchup.
El licopeno posee propiedades antioxidantes, antitumorales e hipocolesterolemiantes y protege al organismo frente al estrés oxidativo causado por los radicales libres.
Ligado a este poder antioxidante se encuentra la capacidad antitumoral. Estos efectos antitumorales se han comprobado, especialmente, en el cáncer de próstata.
También está comprobada la relación entre la ingesta de licopeno y un menos riesgo de padecer degeneración macular.
Existen, por tanto, evidencias científicas para recomendar el consumo de licopeno, ya que tiene claros beneficios para la salud.
martes, 10 de enero de 2012
25 años viajando con el Imserso
Huye de la contaminación, de los políticos gritándose en el telediario, de los problemas de tu comunidad de vecinos. ¿Cómo? Opción uno: cierra los ojos y viaja donde tu mente te lleve. Un sitio cálido, con el aire fresco rozando tu cara y el rumor de las olas en tu cabeza. Opción dos: abre los ojos de par en par y entérate de cómo puedes apuntarte a disfrutar de los viajes del Imserso. Tan fácil de conseguir como la primera opción y casi igual de barato. Pero créeme, no es lo mismo imaginarlo que vivirlo.
A todos nos asalta alguna vez una sonrisa sincera al recordar esas vacaciones tan especiales con los amigos, en un sitio que nos marcó para siempre. Seguramente, con los años y las obligaciones, esos momentos de disfrute, relajación y risas de han ido dejando de lado. Pues bien, ahora que estás jubilado y tienes todo el tiempo del mundo, ¿por qué no retomar esas sensaciones? El Programa de Vacaciones para Mayores del Imserso te lo pone en bandeja.
Veinticinco años llevan haciendo realidad estos sueños en forma de viajes en grupo para todos aquellos mayores de 65 años que quieran sumarse a la aventura de recorrer carreteras, playas y montañas en buena compañía.
Ya ha llovido desde que en la temporada 1985/1986 viera la luz este exitoso proyecto. Veinticinco años en los que más de doce millones de personas han disfrutado de las ventajas de un programa que empezó ofreciendo dieciséis mil plazas y dos puntos de destino: Palma de Mallorca y Benidorm, y que actualmente cuenta ya con más de un millón de plazas, y que ha extendido su campo de acción por toda la Península Ibérica, llegando incluso a Portugal y, próximamente, a Andorra.
Que nadie se confunda. Quien tenga en mente que los viajes del Imserso es igual que madrugar para ser los primeros en colonizar con la sombrilla la primera línea de plana está muy equivocado. El objetivo del Imserso es que con estos viajes los mayores puedan mejorar su calidad de vida y llenar su tiempo de ocio de alegría, sol y playa, sí, pero también de actividades culturales por lugares y rutas de interés turístico y actividades recreativas y contemplativas a través del turismo de naturaleza.
Por un precio muy ajustado puedes viajar a las Islas Canarias (el destino más solicitado), Baleares. Andalucía, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana, escaparte al país vecino, hacer senderismo por la Cornisa Cantábrica, o dejarte llevar por las historias de los guías que os acompañarán en una visita cultural y gastronómica por algún bonito pueblo del interior. Por supuesto, que nadie se preocupe, tendrán en cuenta vuestras capacidades físicas y el seguro médico vigilará por vuestra salud en caso de algún problema inesperado. El paquete contratado, que puede ser por 8, 10, 15 ó 29 días incluye e transporte (si fuera necesario) y el alojamiento en pensión completa y en habitación doble a compartir en hoteles de tres estrellas. No te preocupes si vas solo, te asignarán un compañero de habitación de tu mismo sexo o, si prefieres dormir solo, bastará con pagar un pequeño incremento en el precio entre 13 y 18 euros por noche. Hablando de precios, estos dependerán, claro está, de los días que se pretenda viajar y del destino elegido, pero para que os hagáis una idea oscilan entre los 164 euros que cueta pasar una semana en Andalucía o Cataluña, a los 244 que salen los diez días en Baleares o los 474 euros que habría que pagar por disfrutar de una quincena en las Canarias. ¿Sorprendente verdad? Pues lo más sorprendente aún es que puedes aprovecharte de estos viajes del Imserso hasta 10 veces al años.
Sin duda alguna, una de las mayores ventajas que tiene disfrutar de la libertad que da la jubilación.
Detectar la diabetes a tiempo
Más que una enfermedad, la diabetes es un conjunto de ellas, puesto que la hiperglucemia mantenida tiene consecuencias negativas sobre el riñón, el corazón o los ojos, provocando un envejecimiento acelerado. De ahí la importancia de detectarla precozmente.
La glucosa es nuestra principal fuente de energía: la obtenemos a través de los alimentos, pero sólo podemos utilizarla mediante la intervención de la insulina, una hormona producida en el páncreas que facilita el paso de la glucosa desde a sangre al interior de las células, donde es transformada en la energía imprescindible para el funcionamiento del organismo. La<s personas que padecen diabetes tienes un déficit de insulina, total o parcial, que hace que se eleven sus niveles de glucosa en la sangre. El déficit de insulina puede aparecer por una producción pancreática insuficiente (diabetes tipo I) o por una respuesta alterada a la insulina por parte de las células del organismo, que tiene repercusión no sólo sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, sino también sobre el de lípidos y proteínas (diabetes tipo II).
La diabetes es la enfermedad endocrinometabólica más frecuente, hasta el punto de poder considerarse una epidemia: en el año2000 había 171 millones de personas con diabetes, que llegarán a ser 370 millones en el año 2030. El 10 por ciento de los casos son de diabetes tipo I, que se presentan, por lo general, en personas jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad. En el 90 por ciento restante hablando de diabetes tipo II, propia de las etapas adultas de la vida, cuya prevalencia aumenta, además, exponencialmente con la edad: proyecciones de diferentes estudios epidemológicos ofrecen cifras tan alarmantes como un incremento del 225 por ciento de forma global, que en mayores de 75 años será el 460 por ciento.
Los síntomas de la diabetes son la emisión excesiva de orina (poliuria), el aumento de la sed (polidipsia) del hambre (polifagia), acompañados de pérdida de peso que se mantiene a pesar del incremento de la ingesta alimentaria. En las personas mayores, sin embargo, la presentación de la diabetes suele ser atípica por los cambios asociados a la edad y por la coexistencia de otras enfermedades que dificultan el diagnóstico de la diabetes. Así, los síntomas de la diabetes en ellos pueden variar de ninguno hasta la gangrena de un pie o el infarto de miocardio.
La diabetes, igual que la hipertensión arterial no controlada, se asocia a complicaciones a largo plazo: la hiperglucemia mantenida acelera los cambios arterioscleróticos, aumentando el riesgo de padecer complicaciones macrovasculares y microvasculares. La diabetes es, junto con la hipertensión arterial, el hábito tabáquico y la dislipemia (alteración de los niveles normales de lípidos plasmáticos, fundamentalmente colesterol y triglicéridos), uno de los grandes factores de riesgo vascular. La probabilidad de sufrir problemas vasculares son secuelas de mortalidad aumenta cuando se asocian estas enfermedades, por lo que su prevención y tratamiento es fundamental.
En las personas mayores es imprescindible, además, tener en cuenta que la diabetes se asocia con el deterioro funcional e incapacidad. Por ello, la diabetes puede derivar de secuelas de las complicaciones crónicas como ,por ejemplo un ictus, de posibles efectos secundarios de los fármacos, o de los efectos de la enfermedad sobre el estado nutricional, el ánimo y la situación cognitiva del paciente.
Puesto que los síntomas, salvo en casos aislados, son inespecíficos, la diabetes es una enfermedad que debe buscarse. Del mismo modo que el médico de cabecera y la enfermera controlan nuestras cifras de presión arterial de forma programada, debemos realizarnos una analítica de sangre de forma periódica para detectar los niveles elevados de glucosa. Las cifras elevadas deben confirmarse, para lo cual, por lo general, se realiza al paciente una prueba para observar cómo responde su organismo a una sobrecarga oral de glucosa.
La prevención de la diabetes se basa en modificar el estilo de vida. Lo primordial es llevar una dieta equilibrada, con gran consumo de ácidos grasos poliinsatudaros, fibra y consumo moderado de alcohol.
Además, es muy recomendable practicar ejercicio físico con regularidad y abandonar los hábitos nocivos como el consumo de tabaco.
Por otra parte, nuestro médico debe vigilar nuestros factores de riesgo cardiovascular, lo que resulta esencial para un buen control de la diabetes. Un buen seguimiento de la enfermedad hará que la diabetes no afecte irremediablemente y de forma negativa a nuestra calidad de vida.
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